Los 12 vinos del mes en GastroMadrid 2025
- Julián Acebes
- hace 4 días
- 6 Min. de lectura

En 2025, en GastroMadrid hemos querido seguir celebrando la cultura del vino a través de un recorrido anual por algunas de las propuestas más especiales del panorama enológico. Mes a mes, nos hemos detenido en proyectos que reflejan la diversidad, el carácter y la sensibilidad de quienes trabajan la viña con respeto y pasión. España, con su mosaico de paisajes y tradiciones, continúa demostrando por qué es una de las grandes potencias vinícolas del mundo.
A lo largo de este año, cada selección ha sido una invitación a viajar sin movernos de la copa: desde territorios que mantienen viva su herencia ancestral hasta enclaves donde la innovación convive con métodos que han pasado de generación en generación. Doce vinos, doce formas de entender la tierra y de interpretarla a través de sabores, aromas y texturas que hablan por sí mismos.
Para los amantes del vino —y para quienes desean adentrarse en este universo fascinante— este repaso a los vinos del mes en GastroMadrid 2025 es una oportunidad para descubrir historias, aprender del territorio y, sobre todo, disfrutar. Te invitamos a acompañarnos en este brindis final por un año lleno de experiencias que nos han recordado, una vez más, que el vino es cultura, paisaje y emoción.
Arrancamos el año con Clio, de Bodegas El Nido, como vino del mes de enero 2025, un tinto imprescindible para quienes buscan experiencias memorables en la mesa. En el corazón de Jumilla nace este vino poderoso y elegante, elaborado con viejas cepas de Monastrell y Cabernet Sauvignon bajo la dirección de Chris Ringland. Su intensidad, su carácter refinado y su final persistente lo convierten en el compañero ideal para celebrar el invierno madrileño. Una invitación perfecta para descubrir —o redescubrir— la grandeza de una bodega que ha revolucionado la escena vinícola española.
En febrero, rendimos homenaje a la elegancia blanca con Belondrade y Lurtón 2023, el vino del mes que conquista a quienes buscan una experiencia gastronómica redonda. Nacido en la ecológica Quinta San Diego y elaborado parcela a parcela, este verdejo de guarda despliega una complejidad vibrante tras su crianza en roble francés. Su equilibrio, frescura y profundidad lo convierten en el aliado perfecto para mesas donde la cocina madrileña brilla con sutileza y precisión. Un blanco pensado para emocionar, ideal para disfrutar en un restaurante donde cada detalle importa tanto como cada sorbo.
Durante marzo celebramos la autenticidad con Dominio del Pidio Rosado, un vino que devuelve a la Ribera del Duero a sus raíces. Nacido en bodegas subterráneas recuperadas y elaborado en cemento y madera, este rosado singular —mitad Tinto Fino, mitad Albillo Mayor— despliega frescura, tensión y una paleta aromática que va de las frutas rojas al melocotón y las hierbas mediterráneas. Sus cuatro meses sobre lías aportan complejidad y un final sutilmente amargo. Versátil y expresivo, es el aliado perfecto para aperitivos y momentos de bienvenida. Un sorbo que invita a viajar al origen.
Abril nos invitó a detenernos en uno de los grandes tesoros del Marco de Jerez: 1730 Pedro Ximénez, de Bodegas Álvaro Domecq. Este PX, elaborado íntegramente con uva Pedro Ximénez y envejecido durante más de 30 años, deslumbra por su color caoba, su densidad y una nariz marcada por pasas, café y azúcar tostado. En boca, su equilibrio entre dulzor y un delicado amargor final lo convierte en una experiencia inolvidable. Ideal con quesos azules o chocolate negro, es un vino que transforma cualquier sobremesa de abril en un momento memorable.
Mayo llegó a GastroMadrid con el carácter inconfundible de Balbás Reserva 2018, un tinto que resume la esencia de la Ribera del Duero más auténtica. Procedente de viñas seleccionadas en La Horra y elaborado con Tinto Fino de rendimientos mínimos, este vino —97 puntos Decanter— destaca por su frescura, su elegancia y unos taninos pulidos que invitan a seguir bebiendo. Su equilibrio y profundidad lo convierten en un compañero ideal para carnes rojas, caza o quesos curados. Un Reserva que honra los casi 250 años de historia de Bodegas Balbás y que hace de mayo un mes para celebrar.
Junio nos invitó a brindar con Las Preferidas Blanco, el primer blanco de Bodega y Viñedos Eguíluz, un vino que captura la identidad más pura de la Sonsierra. Elaborado con Viura y Garnacha Blanca procedentes de viejos viñedos en altura, sorprende por su frescura, su elegancia y la complejidad que aporta su crianza en barrica y lías. En nariz despliega fruta de hueso y cítricos, mientras que en boca es sedoso, vibrante y de final mineral. Un blanco que habla del paisaje de Ábalos y del buen hacer de la familia Eguíluz. En junio, Rioja brilló en copa.
En pleno verano, nos rendimos ante la grandeza de Protos Gran Reserva 2016, un tinto que resume como pocos la nobleza de la Ribera del Duero. Elaborado solo en añadas excepcionales y procedente de viñas de más de 60 años, este vino despliega una profundidad admirable tras su larga crianza en roble y botella. En nariz combina fruta compotada, cacao y sutiles tostados; en boca es potente, sedoso y de final interminable. Ideal con carnes asadas, caza o quesos curados, este Gran Reserva confirma por qué Protos sigue siendo un nombre imprescindible en el vino español.
Agosto lo escribimos en clave de Jerez con el Pedro Ximénez Vieja Solera VORS de Bodegas Díez Mérito, un vino que demuestra cómo el tiempo puede convertirse en arte. Con más de 30 años de crianza oxidativa y elaborado a partir de uvas pasificadas sobre las albarizas del Jerez Superior, despliega un color caoba profundo y una nariz exuberante de pasas, dátiles, chocolate y café. En boca es sedoso, intenso y envolvente, un sorbo que invita a la pausa. Un PX único, perfecto para comprender por qué Jerez sigue siendo un lugar irrepetible en el mundo del vino.
En nuestro recorrido anual por los vinos más destacados, septiembre nos regaló una de las sorpresas blancas de Rioja: Caecus Verderón, de Pago de Larrea. Este blanco fermentado en barrica, nacido en la finca familiar La Romañíguez, combina Viura y un toque de Malvasía para ofrecer un perfil fresco, expresivo y sedoso. Su crianza sobre lías aporta volumen, mientras que la fermentación en roble americano suma matices de coco y vainilla a sus aromas de manzana y flores. Equilibrado y de final largo, es un vino que demuestra por qué Rioja también brilla con luz propia en blancos.
Octubre: Nemesio 2021, de Casar de Burbia
Entre los grandes vinos que marcaron nuestro año, octubre brilló con la sutileza del Bierzo gracias a Nemesio 2021, de Casar de Burbia. Elaborado con Mencía de un viñedo ecológico plantado hace más de 70 años en el paraje Barreiriñas, este vino de microproducción —solo 900 botellas— destaca por su finura y profundidad. Tras fermentaciones espontáneas y 18 meses de crianza en roble francés, ofrece aromas de bayas silvestres, flores y especias, seguidos de un paladar elegante y equilibrado. Un tinto que honra la memoria de Nemesio Fernández y refleja la esencia más pura del Bierzo.
Sin duda, noviembre destacó por la elegancia contemporánea del ENATE Merlot–Merlot 2021, un tinto donde arte y enología se encuentran sin artificios. Procedente del Somontano y elaborado con mínima intervención, este merlot revela una complejidad seductora gracias a su crianza en roble francés durante 15 meses. En nariz despliega frutas rojas maduras, notas balsámicas y delicadas especias; en boca es envolvente, carnoso y de final largo, con taninos dulces y gran equilibrio. Un vino que confirma el prestigio de ENATE y que convierte cada sorbo en una experiencia estética y profundamente placentera.
Cerramos nuestro viaje por los vinos del año con Negre, de Vinya Alforí, una de las revelaciones más singulares de 2025. Procedente de la histórica finca El Peller —donde se elabora vino desde hace más de 250 años— este blanco con alma mediterránea combina Macabeo y un toque de Chardonnay, fermentados con pieles y criados en hormigón. Su perfil aromático, marcado por piel de naranja, azahar y fruta de hueso, da paso a una boca fresca, estructurada y sutilmente amarga. Un vino elegante y luminoso que refleja la apuesta ecológica y la sensibilidad territorial de Vinya Alforí.
Sin duda, cada botella nos ha contado una historia única, nos ha transportado a su terruño y nos ha permitido disfrutar del trabajo de viticultores y bodegueros que han dedicado su vida a perfeccionar el arte del vino.
A medida que cerramos este capítulo de 2024, nos preparamos para seguir explorando nuevas añadas, redescubriendo cada región y aprendiendo de quienes hacen posible que el vino sea una experiencia mágica. ¿Qué nuevos caldos nos esperan en 2025? Sólo el tiempo lo dirá, pero sabemos que cada copa que compartamos en GastroMadrid será una celebración de la vida, los sabores y las historias que el vino tiene para ofrecer.






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