Top 6 restaurantes de Madrid que podrían estar en Ibiza (y alguno en Bali)
- Roberto Buscapé
- 31 jul
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 ago

© Maison Jaguar
Madrid ha dejado de disimular su amor por la estética tropical deluxe. Lejos quedó la sobriedad castiza o el minimalismo nórdico: hoy en muchos restaurantes mandan las lianas, el ratán, los espejos ahumados y las flores secas colgando del techo. La capital vive un idilio con el hedonismo decorativo y gastronómico importado de destinos como Ibiza, Tulum o Bali. Sitios donde se come, sí, pero donde lo principal es el ritual sensorial: iluminación tenue, música en vivo, coctelería instagrameable y una idea del lujo que ya no es ostentación sino vibe.
El fenómeno no es menor. Restaurantes que antes bastaban con tener una buena cocina, hoy invierten en diseñadores de interiores, cabinas de DJ y moodboards tropicales. Se multiplican los espacios donde el menú importa tanto como la playlist, y donde cada cena puede terminar en un brindis colectivo con negronis rosa y algún desconocido bailando entre las mesas. La experiencia es total, un híbrido entre gastronomía, espectáculo y escapismo visual.
Por eso, en GastroMadrid te traemos seis restaurantes madrileños que podrían pasar por locales de la Ibiza más sofisticada, o directamente, del Bali más editorial. Cada uno con su propio universo, pero todos bajo una misma premisa: salir a cenar ya no es solo comer, es jugar a estar lejos. Aunque sea por dos horas.
SLVJ Madrid
SLVJ no es un restaurante: es un escenario. La decoración es una jungla barroca de plantas exuberantes, esculturas doradas y luces indirectas que invitan a dejar el reloj en casa. La cocina japonesa fusión es potente —gyozas de wagyu, nigiris con foie, sushi de autor— pero aquí el show es parte del menú. Cócteles que llegan envueltos en humo y música que empieza suave, pero termina en fiesta. Si cerraras los ojos, podrías estar en Ibiza. Pero los abres... y te das cuenta de que eso es precisamente lo que se busca.
Maison Jaguar
Un viaje exprés a la Riviera Maya, sin pasar por el control de pasaportes. Maison Jaguar es todo lo que uno imagina de Tulum: paredes de barro, techos de caña, esculturas tribales, mesas de madera cruda y una vegetación exuberante cuidadosamente puesta. Su cocina mexicana huye del cliché: tacos de birria de wagyu, aguachiles de autor y postres con hoja santa. El DJ aparece cuando cae el sol, el mezcal fluye, y el ambiente se carga de ese espíritu libre con aires de lujo relajado. Ideal para quienes buscan cenar con ritmo tribal y salir con la camisa abierta hasta el ombligo.
Zuma Madrid
La sucursal madrileña del famoso restaurante japonés no escatima en espectáculo. Zuma es elegante, pero también seductor. La iluminación dorada, los acabados en piedra volcánica y la cocina abierta generan una atmósfera teatral y sensual. Aquí el sushi se acompaña con cócteles de yuzu, el tartar se sirve con chips de loto, y el sake se bebe como si fueran margaritas. A partir del jueves, el DJ empieza a marcar el ritmo y el comedor se transforma sutilmente en un pre-copeo sofisticado. El lujo no grita: fluye. Como en cualquier terraza chic de Ibiza, pero en plena Castellana.
Amazónico
Pionero del jungle-glam madrileño, Amazónico es mucho más que un restaurante. Su exuberante decoración selvática —helechos, palmeras, lámparas doradas— genera una experiencia inmersiva desde que cruzas la puerta. En la carta conviven influencias brasileñas, asiáticas y mediterráneas: desde una picaña a la brasa hasta nigiris con atún picante o ceviches con mango. Y cuando crees haberlo visto todo, bajas al club subterráneo: un espacio íntimo con jazz en directo o sets de house suave. Comer aquí es como asistir a una obra: cada detalle está milimetrado para que te sientas de viaje. Aunque estés a tres pasos del Retiro.
Numa
La elegancia de Roma con el desenfreno contenido de la Ibiza más exclusiva. Numa es puro escapismo mediterráneo: mármoles, columnas clásicas, jardín secreto y una estética que mezcla lo imperial con lo bohemio. Su carta italiana apuesta por la tradición elevada: vitello tonnato, risottos cremosos, pastas frescas con trufa y vinos que invitan a brindar lento. Pero lo mejor está afuera, en su terraza-jardín, donde la luz cálida y el sonido del agua te transportan sin esfuerzo. Aquí no hay DJ, pero no hace falta. La música es el murmullo del lujo tranquilo, perfecto para una cena larga y sin prisa.
Marabú
Marabú es directamente una fantasía tropical con licencia para desmelenarse. Su fachada casi pasa desapercibida, pero al entrar es otro mundo: neones y performances que aparecen sin previo aviso. La carta recorre Asia y Latinoamérica sin demasiado rigor, pero mucho sabor: baos, tacos, sushi creativo y postres de otro planeta. Lo importante aquí es el ambiente: espectáculos en directo, cócteles fotogénicos y un público dispuesto a alargar la noche sin mirar el reloj. Si alguna vez imaginaste un restaurante-club en mitad de la jungla... bueno, Madrid ya lo tiene.






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