Los mejores vinos de la Ribera del Duero 2024
© Vega Clara
22.02.24 Irene S.
Hoy toca adentrarse en el fascinante mundo de los vinos de la Ribera del Duero y déjate seducir por su inigualable calidad y carácter único. En el 2024, esta prestigiosa región vitivinícola española continúa destacando por la excelencia de sus vinos, que cautivan a expertos y aficionados por igual.
Con una tradición vinícola que se remonta a siglos atrás, la Ribera del Duero es conocida por producir algunos de los vinos más emblemáticos de España. Sus viñedos, situados en un entorno privilegiado y cultivados con esmero, dan lugar a vinos de gran complejidad y elegancia, que reflejan fielmente el terroir único de la región.
Desde los tintos intensos y potentes hasta los elegantes y sutiles, los vinos de la Ribera del Duero ofrecen una amplia variedad de perfiles aromáticos y gustativos, satisfaciendo los paladares más exigentes y sorprendiendo con cada sorbo. En este artículo, te invitamos a descubrir algunos de los mejores vinos que esta región tiene para ofrecer en el año 2024, una experiencia vinícola que no te dejará indiferente.
Mario VC, de Vega Clara
En la prestigiosa tierra de la Ribera del Duero, donde cada cosecha es un auténtico poema, emerge un vino que encarna la excelencia y el esfuerzo, y que nos tiene enamorados: Mario VC de Vega Clara. Desde sus humildes inicios en 2005 hasta convertirse en una de las joyas de la región, Vega Clara ha demostrado que la dedicación y la pasión son el alma de sus vinos.
Ubicada en Quintanilla de Onésimo, Valladolid, en la reconocida Milla de Oro de la Ribera del Duero, Vega Clara cultiva sus viñedos de manera orgánica, respetando el entorno y apostando por la calidad desde la raíz. Con 12 hectáreas de viñedos propios, la bodega se asegura de que cada uva, proveniente de parcelas como Pago de Carretuerta y Pago de Carrantigua, llegue en óptimas condiciones a la bodega para la elaboración de sus vinos.
Mario VC es un claro ejemplo del compromiso de Vega Clara con la calidad y la tradición. Con una mezcla de variedades que incluye un 75% de Tempranillo y un 25% de Cabernet Sauvignon, este vino representa un equilibrio perfecto entre la fruta y los tostados, con taninos suaves que acarician el paladar y una acidez vibrante que lo hace elegante y refinado.
La añada 2020, aunque marcada por circunstancias excepcionales, ha sido especialmente generosa para Mario VC. Con una pluviometría que permitió unas reservas hídricas óptimas y una vendimia equilibrada, esta añada se traduce en vinos finos y sumamente elegantes, fieles al carácter distintivo de Vega Clara.
La vinificación y crianza de Mario VC se llevan a cabo con un cuidado meticuloso, utilizando técnicas tradicionales de estilo francés y una combinación de barricas de roble americano y francés. El resultado es un vino que, embotellado en mayo de 2023, refleja la pasión y el compromiso de Vega Clara con la excelencia.
En definitiva, Mario VC de Vega Clara es más que un vino, es un testimonio de que los sueños, cuando se persiguen con pasión, se convierten en realidad. En cada sorbo, se desvela el equilibrio perfecto entre tradición y vanguardia, entre la tierra y el arte de la enóloga. Porque en la Ribera del Duero, el vino es mucho más que una bebida: es una experiencia que trasciende el tiempo y el espacio.
La Roza 2017, de Dominio de Atauta
En el corazón del valle de la Ribera del Duero, entre viñedos centenarios, se encuentra Dominio de Atauta, una bodega con una historia vitivinícola que se remonta a más de cinco siglos. Esta bodega, construida sobre roca en una ladera del valle, es un verdadero tesoro enológico que da vida a vinos de excepción, como La Roza 2017.
La Roza es el fruto de un proyecto de recuperación de viñedos históricos, donde las cepas, con una edad media de 180 años, expresan la elegancia del tinto fino a través de una calidad excepcional y una personalidad única. En la nariz, este vino nos transporta a un bosque de encinas, con aromas de tomillo y lavanda salvaje, mientras que en boca despliega una estructura sutil y eterna, tapizando el paladar de seda.
La vendimia de La Roza se lleva a cabo de manera meticulosa, siempre a mano y en las primeras horas de la mañana para preservar la frescura de las uvas. Posteriormente, la uva es seleccionada una a una, buscando la madurez perfecta para cada vino. En la bodega, la uva es tratada con el máximo cuidado, aprovechando la gravedad para su elaboración y crianza en barricas de roble francés.
La historia de Dominio de Atauta se entrelaza con la rica tradición vinícola de la comarca, donde vestigios como El Plantío, un conjunto de bodegas y lagares excavados en roca caliza, son testigos de un pasado glorioso. Además, la diversidad de suelos, con más de 35 tipos de constituciones, contribuye a la singularidad de cada vino de la bodega.
Al frente de este proyecto están Ismael Sanz, responsable de viticultura, y Jaime Suárez, responsable de enología, junto al asesoramiento del enólogo Eulogio Calleja. Es el factor humano, unido al respeto por la tierra y la tradición, lo que hace de Dominio de Atauta y de La Roza 2017, auténticas joyas de la Ribera del Duero.
Pérez Pascuas, Gran Reserva Gran Selección 2015, de Bodegas Hermanos Pérez Pascuas
Otro gran caldo imprescindible de la Ribera del Duero es el Pérez Pascuas Gran Selección 2015, una verdadera joya de la familia Pérez Pascuas. Este vino encarna la esencia misma de la Ribera del Duero, fruto del amor y el cuidado que se dedica a cada racimo.
El proceso de elaboración de Pérez Pascuas Gran Selección es un testimonio del compromiso de la familia con la calidad y la tradición. Con uvas de viñedos propios, algunos con más de 80 años de antigüedad, este vino es el resultado de una crianza de 26 meses en barricas de roble americano y francés, seguida de un reposo en botella de al menos 36 meses. El resultado es un vino de intenso color rojo con matices teja, complejo en nariz con aromas frutales y notas de crianza, y en boca se presenta amplio, potente y con taninos suaves y redondos.
La añada 2015 fue especialmente favorable, con un invierno que proporcionó buenas reservas hídricas y una primavera cálida que dio paso a un verano moderado. Las uvas, cosechadas en el momento óptimo de maduración, dieron lugar a vinos de gran intensidad y equilibrio, recordando a la excepcional añada 2005.
La historia de Viña Pedrosa, fundada en 1980 por los hermanos Pérez Pascuas, se remonta a las tierras trabajadas y amadas por su padre, Mauro Pérez. Desde entonces, dos generaciones de apasionados del vino han trabajado incansablemente para convertir el fruto de la tierra en vinos de alta calidad, manteniendo viva una larga tradición vitivinícola.
En Viña Pedrosa, la tradición y la innovación se funden en perfecto equilibrio, garantizando la pureza y autenticidad de cada vino. Con una cuidadosa atención a los detalles y un proceso de envejecimiento en barricas de roble, los vinos de Pérez Pascuas alcanzan su máxima expresión, reflejando el carácter único del terroir y la cosecha que los define.
Pérez Pascuas Gran Selección 2015 es más que un vino; es un tributo al legado familiar y al espíritu de la Ribera del Duero, encapsulando en cada copa la pasión y el compromiso de una familia con su tierra y su tradición vitivinícola.
Finca Villacreces 2019, de Finca Villacreces
Finca Villacreces, una propiedad que encarna la pasión por el vino y el respeto por la tierra. Con una historia que se remonta al siglo XX, esta finca fue adquirida por la familia Cuadrado, quien la convirtió en un lugar de descanso donde figuras ilustres como Peter Sisseck, creador de Flor de Pingus, encontraron inspiración en sus viñedos.
En 2004, Gonzalo y Lalo Antón, conocidos por su exitosa bodega Izadi en La Rioja y Vetus en Toro, tomaron las riendas de Finca Villacreces. Tras una minuciosa remodelación de la bodega y una dedicada labor de recuperación del viñedo, Villacreces fue reinaugurada en 2007.
Con una extensión de 110 hectáreas, incluyendo 64 hectáreas de viñedo, Finca Villacreces se erige en un meandro del río Duero. Sus 15 parcelas de viñedo, plantadas principalmente con Tinto Fino, Cabernet Sauvignon y Merlot, están rodeadas por un pinar centenario que aporta un valor medioambiental invaluable.
La diversidad de suelos, que van desde arenosos hasta pedregosos, junto con la altitud de unos 700 metros sobre el nivel del mar y el microclima generado por el bosque circundante, contribuyen a la singularidad de los vinos de Finca Villacreces. El viñedo se autorregula para garantizar rendimientos bajos, asegurando así una alta calidad en la uva.
En la bodega, el proceso de vinificación comienza con una meticulosa selección de la uva, utilizando tecnología de vanguardia como el sistema "mistral" para separar las bayas según su calidad. El resultado es Finca Villacreces 2019, un vino 100% orgánico que combina Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot para ofrecer una experiencia sensorial única.
Con su color rojo picota intenso y aromas potentes a fruta madura, regaliz y toques balsámicos, este vino cautiva desde el primer sorbo. En boca, su entrada grasa y voluminosa, junto con taninos maduros y un final largo y persistente, lo convierten en una verdadera joya de Ribera del Duero.
Finca Villacreces 2019 representa la excelencia vitivinícola y el compromiso con la sostenibilidad, siendo un verdadero tesoro orgánico de esta prestigiosa región vinícola española.
Matarromera Pago de las Solanas 2010, de Bodega Matarromera
El Matarromera Pago de las Solanas 2010 es un vino que encarna la esencia misma de la Ribera del Duero. Proveniente de un pago específico y emblemático para Bodega Matarromera, este vino exclusivo refleja el compromiso y la pasión por la excelencia enológica.
Este vino único lleva el nombre de su viñedo situado en Olivares de Duero, en plena Milla de Oro de la Ribera del Duero. El Pago de las Solanas, un magnífico maduradero calizo orientado al mediodía, ofrece un escenario idílico para el cultivo de la vid. Sus uvas, cuidadosamente seleccionadas y desgranadas manualmente, son el corazón de este vino excepcional.
En cuanto a su perfil sensorial, el Matarromera Pago de las Solanas 2010 ofrece una experiencia sensorial inolvidable. Su color cardenal oscuro y su capa intensa dan paso a aromas a fruta negra muy madura, cacao, minerales y especias en nariz. En boca, se revela un vino con sutiles matices de especias y cacao, con un equilibrio fantástico y un cuerpo notable.
La versatilidad de este vino lo convierte en el acompañamiento perfecto para una amplia variedad de platos. Desde carnes asadas hasta caza, jamón ibérico, foie y quesos, el Matarromera Pago de las Solanas complementa y realza los sabores de cada bocado.
Los numerosos premios y distinciones que ha recibido este vino son un testimonio de su calidad excepcional. Con reconocimientos como los 98 puntos en la Guía Gourmets y el Bacchus de Oro, el Matarromera Pago de las Solanas continúa conquistando paladares y ganando elogios tanto a nivel nacional como internacional.
En resumen, el Matarromera Pago de las Solanas 2010 es la auténtica expresión de la pasión, el compromiso y la maestría que caracterizan a Bodega Matarromera y a la prestigiosa región vinícola de la Ribera del Duero.
Doroteo 2018, de Pago de Capellanes
Sin duda, la bodega Pago de Capellanes rinde homenaje a su historia y legado con el vino Doroteo 2018. Este vino excepcional no solo es el fruto de una pasión compartida por la viticultura, sino también un tributo a las generaciones que lo precedieron.
La historia de Pago de Capellanes se remonta a Pedrosa de Duero, donde el fundador, Paco Rodero, junto con su padre Doroteo, cuidaban con esmero su viñedo familiar. Inspirados por la herencia de los capellanes del pueblo, decidieron embarcarse en la aventura de elaborar vinos que capturaran la esencia del terroir de la Ribera del Duero. Desde entonces, han cultivado las viñas con dedicación y pasión, convirtiendo su pequeño viñedo en el corazón de un proyecto vinícola de renombre.
Los viñedos de Pago de Capellanes, predominantemente plantados con la variedad autóctona Tempranillo, reflejan la diversidad del terreno ribereño. Cada parcela recibe un cuidado personalizado para obtener los mejores frutos, con una producción limitada que garantiza la máxima calidad de la materia prima.
Doroteo 2018 es el testimonio vivo de esta dedicación y esfuerzo. El vino, elaborado a partir de uvas seleccionadas manualmente, ofrece un color rojo picota intenso y aromas limpios y potentes a frutas negras y rojas del bosque, complementados por matices balsámicos y especiados procedentes de la crianza en roble francés.
En boca, Doroteo 2018 es vibrante y equilibrado, con una frescura sedosa y taninos vivos que dan paso a un final largo e intenso. Su proceso de elaboración, que incluye una fermentación con levaduras autóctonas y una crianza de 36 meses en barrica de roble francés, confiere al vino elegancia, potencia y una capacidad de envejecimiento excepcional.
Cada sorbo de Doroteo 2018 es un viaje sensorial que celebra la tradición, la calidad y el compromiso de una familia con su tierra y su arte. Con su carácter único y su profundo arraigo en la Ribera del Duero, este vino encarna la excelencia vinícola que define a Pago de Capellanes.
Prado Lobo, de Pagos de Anguix
Un nombre que evoca calidad, tradición y un profundo compromiso con la excelencia: Pagos de Anguix. Este proyecto, llevado a cabo por la familia Juvé, fusiona la experiencia del Penedés con el potencial vitícola de la Ribera del Duero para crear vinos que trascienden el tiempo y el paladar.
La historia de Pagos de Anguix se entrelaza con la visión de Joan Juvé Santacana, quien, inspirado por el legado de su familia en el cultivo de la vid en el Penedés, decidió expandir su horizonte hacia la Ribera del Duero. Así nació este proyecto, con el firme propósito de elaborar vinos de calidad que reflejen la esencia del terruño ribereño.
Los viñedos de Pagos de Anguix, distribuidos entre los pueblos de Anguix y Olmedillo de Roa, se sitúan en un entorno privilegiado a 850 metros de altitud. Con suelos pedregosos de fondo arcilloso-calizo y un clima propicio para el cultivo de la vid, estas tierras son el hogar de la variedad autóctona Tinto fino, que da vida al emblemático Prado Lobo.
Prado Lobo, el vino más profundo de Pagos de Anguix, es el resultado de un meticuloso proceso de elaboración y crianza. Con 20 meses de crianza exclusivamente en roble francés, este tinto de guarda despliega una complejidad aromática que evoca frutas negras maduras y sutiles notas especiadas. En boca, su estructura y equilibrio revelan la madurez de las uvas y la frescura del terruño, culminando en un final largo y profundo.
Este vino, que encarna la elegancia y la esencia de Pagos de Anguix, es el compañero ideal para las mejores mesas. Ya sea en cenas íntimas o en celebraciones especiales, Prado Lobo eleva cualquier experiencia gastronómica con su carácter distintivo y su capacidad para perdurar en la memoria.
Con Pagos de Anguix y su joya vinícola Prado Lobo, la familia Juvé continúa su legado de excelencia, ofreciendo al mundo vinos que son verdaderas obras maestras enológicas, fruto del respeto por la tierra, la tradición y el compromiso con la calidad.
La Hormiga, de Bodegas Antídoto
No podía faltar ese tesoro oculto que encarna la pasión, el compromiso y la visión de dos hombres: Bertrand y David. Estos apasionados del vino, uno francés y otro español, encontraron en las tierras sorianas el escenario perfecto para dar vida a su sueño vinícola: Bodegas Antídoto.
Bertrand, un vigneron francés con raíces en el Loira, quedó cautivado por la tradición vinícola y el potencial sin explotar de Soria tras su primera visita en 1999. Con una visión clara y un profundo respeto por la tierra, Bertrand y su socio David Hernando fundaron Bodegas Antídoto en 2011. Desde entonces, esta bodega se ha convertido en un faro de excelencia enológica en la Ribera del Duero.
Lo que distingue a Bodegas Antídoto es su compromiso con la tierra y las personas que la trabajan. Los viticultores locales, arraigados en la tradición y el saber hacer, forman parte integral de este proyecto. Trabajan mano a mano con Bertrand y David, compartiendo sus conocimientos ancestrales y su profundo amor por la tierra. Juntos, han transformado los rigores del clima soriano en una ventaja, produciendo vinos de alta calidad que reflejan el carácter único de la región.
Uno de los vinos más destacados de Bodegas Antídoto es La Hormiga, un vino de corte clásico elaborado con la uva Tinto fino. Proveniente de viñedos centenarios ubicados en altitudes cercanas a los 1.000 metros sobre el nivel del mar, La Hormiga es una verdadera expresión del terruño soriano. Con una maceración de alrededor de 30 días y 16 meses de crianza en barricas de roble francés, este vino cautiva con su elegancia, expresión frutal y delicada textura en boca.
Con La Hormiga, Bodegas Antídoto demuestra una vez más su compromiso con la calidad, la autenticidad y el respeto por la tierra. Cada sorbo de este vino es un homenaje al trabajo arduo y la pasión que se invierte en cada paso del proceso, desde el viñedo hasta la copa. En un mundo lleno de opciones, La Hormiga destaca como un verdadero tesoro vinícola, una joya que brilla con luz propia en el universo de la Ribera del Duero.
Malleolus de Sanchomartin 2020, de Bodegas Emilio Moro
La historia de Bodegas Emilio Moro se entrelaza con la pasión y el compromiso de tres generaciones de una familia dedicada al vino. Desde sus humildes inicios en Pesquera de Duero, la familia Moro ha cultivado la variedad Tempranillo con devoción, convirtiéndola en el alma de sus vinos.
La innovación es parte del ADN de Bodegas Emilio Moro, una búsqueda constante de excelencia que ha marcado su camino desde sus inicios. El Clon de Tinto Fino, introducido por Emilio Moro, ha sido clave en la diferenciación y calidad de sus vinos. Además, la bodega ha abrazado la tecnología y la sostenibilidad en todas las etapas de producción, desde el viñedo hasta la botella.
En este contexto de tradición y vanguardia, destaca Malleolus de Sanchomartín 2020, un vino que encarna la esencia y la excelencia de Bodegas Emilio Moro. Proveniente de un único pago, el viñedo Sanchomartín, este vino rinde homenaje a la historia y la pasión de la familia Moro. Su nombre evoca el poderío y la elegancia de un vino poderoso, elegante y persistente.
El análisis de cata revela la excelencia de esta añada. Con una cuidadosa vinificación y crianza en barricas de roble francés, Malleolus de Sanchomartín 2020 despliega un abanico de aromas y sabores que seducen los sentidos. Su intensidad, equilibrio y longitud en boca lo convierten en el compañero ideal para carnes rojas, asados y platos de caza.
Consejos de conservación aseguran que este tesoro enológico se mantenga en su plenitud, listo para deleitar a los aficionados al vino durante años. En resumen, Malleolus de Sanchomartín 2020 es mucho más que un vino: es el fruto de una tradición centenaria, la pasión de una familia y el compromiso con la excelencia.
Roble Viejo, de Finca Torremilanos
La Finca Torremilanos es mucho más que una bodega: es un símbolo de tradición, sostenibilidad y excelencia enológica. Desde su fundación en 1903 y la adquisición por parte de la familia Peñalba López en 1975, esta bodega ha cultivado la pasión por el vino y el respeto por la tierra.
Con 200 hectáreas de viñedos propios, todos ellos certificados como ecológicos, Torremilanos cuida sus uvas con esmero y dedicación. La ubicación privilegiada de los viñedos, orientados hacia el noroeste y situados entre 800 y 900 metros de altitud, confiere a los vinos una calidad excepcional. Además, la bodega cuenta con una tonelería propia, donde se elaboran barricas artesanales que realzan las características únicas de cada vino.
En este contexto de tradición y compromiso con el medio ambiente, destaca el vino Roble Viejo. Elaborado con uvas de viñedos viejos con más de 85 años de edad, este vino refleja la esencia misma de la Ribera del Duero. Su proceso de elaboración, realizado en ausencia de sulfuroso y con fermentación en hormigón, resalta la pureza y la autenticidad de la fruta.
En nariz, Roble Viejo evoca intensos aromas a frutos rojos, tierra, regaliz y laurel, con sutiles notas minerales y de maderas nobles. En boca, su fruta bien estructurada se combina con matices florales y herbáceos, envueltos en taninos suaves y sedosos. Con una producción limitada de tan solo 1,389 botellas, cada sorbo de Roble Viejo es una experiencia única y exclusiva.
En resumen, Roble Viejo de Finca Torremilanos es mucho más que un vino: es el reflejo de una larga tradición, el compromiso con la sostenibilidad y la excelencia enológica, y la expresión más pura del terroir de la Ribera del Duero.