Loxarel: vinos con alma biodinámica desde el Penedès
- Julián Acebes
- 21 may
- 3 Min. de lectura

En Vilobí del Penedès, en una finca que respira historia y paisaje, se encuentra Loxarel, una bodega que es mucho más que vino: es una declaración de principios, una oda al territorio y una apuesta firme por la agricultura biodinámica. Fundada por Josep Mitjans en 1985, cuando apenas tenía 16 años, Loxarel nació del ímpetu de romper moldes y de un amor profundo por la tierra y la viña. Hoy, casi cuatro décadas después, esta pequeña gran bodega se ha convertido en un referente ineludible del panorama vinícola catalán y nacional.
Josep Mitjans creció entre viñas, rodeado por cuatro generaciones de tradición vitivinícola. Pero lejos de conformarse con seguir la inercia de un negocio familiar centrado en la venta de vino a granel, decidió dar un giro. Con sólo 16 años elaboró sus primeras mil botellas de cava, un gesto que marcaría el inicio de una historia de innovación y respeto por el entorno. Poco después, estudió Enología y registró la marca Loxarel, un homenaje a la variedad insignia de la casa: el Xarel·lo.
Desde entonces, acompañado por Teresa Nin en la dirección comercial y administrativa, Mitjans ha pilotado una revolución tranquila que ha transformado el modo de entender el vino en el Penedès. Hoy, Loxarel es sinónimo de vinos naturales, ecológicos, biodinámicos y profundamente territoriales.
La bodega Loxarel forma parte activa de TerraDinámica, la única asociación biodinámica legalizada en Cataluña. Este enfoque, basado en la filosofía antroposófica de Rudolf Steiner, concibe el viñedo como un organismo vivo, donde el respeto por los ciclos lunares, las plantas, el compost natural y la mínima intervención definen una nueva relación entre el hombre y la tierra.
En Loxarel, este compromiso se traduce en prácticas como el uso de preparados biodinámicos (como el 500 o el 501), la poda en verde con un rebaño de ovejas o la vendimia manual, siempre en el momento óptimo de maduración. Todo ello con un objetivo claro: que el vino hable del paisaje, que cada botella transmita el alma del Penedès.
En 2012, Loxarel dio un paso más hacia lo esencial al incorporar las ánforas de arcilla a su proceso de elaboración. Una técnica ancestral con más de 3.000 años de historia que ha encontrado una nueva vida en la bodega, permitiendo vinificaciones puras, sin maquillaje, en las que la variedad y el terruño se expresan con transparencia.
El primer experimento con ánforas fue un Xarel·lo de 2013, fermentado en recipientes de 720 litros. Desde entonces, esta línea no ha dejado de crecer, hasta convertirse en una de las señas de identidad de la casa. Hoy, Loxarel es pionera en Cataluña en vinificaciones en ánfora, en la producción de un monovarietal de Xarel·lo rojo y en espumosos con crianzas extremas —como su brut nature con más de 109 meses sin degüelle.
Entre los vinos más representativos de Loxarel encontramos el Xarel·lo de ánfora, fermentado y criado en barro durante cinco meses. Un blanco de gran frescura, con matices minerales, herbáceos y una textura envolvente, ideal para maridar con ostras o cocina oriental. También destaca el A Pèl blanc, un vino natural sin sulfitos, sin filtrado, fermentado con grano entero, que sorprende por su complejidad y su perfil silvestre, con notas de miel, tomillo y bosque mediterráneo.
En el universo de los espumosos, el Refugi de Loxarel brilla con luz propia. Un brut nature elaborado según la méthode traditionnelle, con Xarel·lo de viñas viejas del macizo del Garraf. Envejecido durante al menos 32 meses, su delicadeza y finura lo hacen ideal para platos potentes, como carnes estofadas o de caza.
Por su parte, el A Pèl Ancestral, un pet-nat elaborado con Xarel·lo y fermentado en ánforas, es una propuesta divertida y refrescante, con burbuja fina, notas florales y un fondo salino que lo convierte en compañero perfecto para aperitivos o pastas.
Los vinos de Loxarel han encontrado en ESDIVINO su mejor embajador en Madrid. Esta distribuidora, dirigida por el sumiller Damián García y Raquel Anento, se ha consolidado como un puente entre pequeños productores y el consumidor inquieto, ofreciendo una cuidada selección de vinos singulares que van más allá de lo convencional.
Con una filosofía basada en la autenticidad y el respeto por el origen, ESDIVINO apuesta por vinos con alma, como los de Loxarel, que forman parte de su porfolio de manera exclusiva en la capital. Gracias a esta alianza, los vinos biodinámicos de Loxarel llegan a Madrid tal como nacieron: honestos, vivos y con toda la esencia del Penedès intacta.
Porque cuando el vino se entiende como cultura, territorio y emoción, las distancias se acortan. Y el Penedès está, gracias a Loxarel y ESDIVINO, más cerca que nunca del corazón de Madrid.
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