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Bodegas Vidal Soblechero: la memoria viva del viñedo de La Seca

  • Irene S.
  • 21 may
  • 4 Min. de lectura

Bodegas Vidal Soblechero 2025 (Producto) - GastroMadrid (1)

En el corazón del triángulo mágico de Medina del Campo La Seca Tordesillas hay una familia que, contra viento y moda, ha hecho de la tradición, la biodiversidad y la honestidad enológica su bandera. La historia de Bodegas Vidal Soblechero es la historia de un legado familiar convertido en uno de los proyectos vitivinícolas más auténticos, discretos y admirables del panorama nacional.


Todo comenzó en 1995, cuando Alicia y Vidal Vidal Soblechero, hermanos y naturales de La Seca, tomaron las riendas de la pequeña bodega y los viñedos familiares. Lo hicieron con una visión muy clara: respetar el legado de su padre Claudio y sus abuelos, mantener los majuelos viejos en vaso y conservar las prácticas tradicionales que habían dado sentido a esas tierras durante generaciones.


Fue una apuesta decidida en un momento de gran transformación para la zona. La D.O. Rueda vivía su gran despegue comercial, con la uva verdejo convertida en estrella mediática y muchas bodegas rindiéndose a la mecanización y al monocultivo. Ellos decidieron no seguir esa corriente. Se mantuvieron firmes en su filosofía: viticultura ecológica, respeto al suelo y al ciclo natural, y una forma de hacer vino que prioriza el carácter sobre la cantidad.



Los viñedos que dan origen a sus vinos forman parte del proyecto Pagos de Villavendimia y son todos de propiedad familiar. Majuelos viejos, plantados en vaso selección masal sobre las terrazas de canto rodado que dibujó el Duero con el paso del tiempo, repartidos entre suelos arenosos, arcillosos y calcáreos. Un mosaico de biodiversidad que los Soblechero cuidan con mimo y principios orgánicos desde mucho antes de que las etiquetas ecológicas existieran.


Vidal, además de viticultor, es cetrero, y cada mañana hace volar a sus halcones sobre las viñas para mantener alejadas a las aves que amenazan los racimos. En sus fincas crecen higueras que sirven como indicadores biológicos, y han instalado pequeños refugios para insectos y murciélagos beneficiosos —los llamados “reservorios de fauna útil”— que mantienen un equilibrio natural en el ecosistema.


Más allá de lo ecológico, su objetivo es claro: conservar el patrimonio vitícola de La Seca “majuelos singulares de La Seca”, su pueblo natal, y demostrar que otra forma de hacer vino es no solo posible, sino necesaria.


En la bodega Vidal Soblechero no hay lugar para vinos genéricos ni para etiquetas de escaparate. Sus elaboraciones hablan desde la tierra, desde el tiempo y desde la identidad. Vinos que pueden parecer insólitos en una zona dominada por blancos jóvenes y afrutados, pero que en realidad rescatan la memoria líquida de Castilla y León.



Uno de sus vinos más icónicos es La Oxidativa, un verdejo singular elaborado mediante crianza oxidativa iniciada en 1948. Se elabora en damajuanas de 16 litros expuestas a las inclemencias castellanas, y después se cría en sistema estático con sacas anuales. El resultado es un vino profundo, salino, con recuerdos de frutos secos y especias, en la estela de los grandes amontillados o dorados históricos de la zona.


De viñas octogenarias y trabajo preciso nace Finca El Alto, fermentado en barrica nueva de roble francés, con bâtonnage y crianza sobre lías. Es un vino cremoso, elegante y con gran capacidad de envejecimiento, ideal para acompañar platos de caza menor, aves o quesos curados.


Más reciente pero no menos especial es Salvaje 2016, un blanco de mínima intervención, fermentado en una única barrica y embotellado sin filtrar. Solo se elaboraron 400 botellas de este verdejo procedente de majuelos singulares a 750 metros de altitud. Un vino sin maquillaje que reivindica el poder expresivo de los suelos de La Seca.


Pero Vidal Soblechero también se atreve con uvas poco comunes. Así nace su Prieto Picudo Blanca, procedente de un proyecto propio de recuperación de variedades olvidadas (Uvas perdidas). Con una vinificación natural y crianza sobre lías, este blanco fresco y aromático es otra muestra del inconformismo inteligente que caracteriza a la casa.



En esa misma línea de innovación desde la tradición, sorprende su Velo de Flor, elaborado con Viura y criado bajo velo biológico, al estilo tradicional de su familia. Y si hablamos de dulces, Dulce Locura es un vino de pasificación natural elaborado con Viura y más de 20 meses en barrica. El primer vino de hielo auténtico hecho en España lo elaboraron ellos.


El trabajo de bodegas como Vidal Soblechero necesita cómplices que entiendan su filosofía y sean capaces de transmitirla al consumidor. En Madrid, esa labor la realiza ESDIVINO, distribuidora especializada en pequeños productores españoles, que incluye a Vidal Soblechero en su catálogo en exclusiva.


Nacida de la unión entre el sumiller Damián García y la enamorada del vino Raquel Anento, ESDIVINO busca acercar al público vinos auténticos, bien hechos, con alma. Damián selecciona personalmente los vinos con criterio técnico y sensibilidad, mientras Raquel gestiona con pasión el día a día y se convierte en el rostro visible del proyecto. Ambos creen firmemente en el potencial de proyectos como el de los hermanos Soblechero, y comparten con ellos la idea de que el vino debe ser sincero, humano y accesible.


Bodegas Vidal Soblechero es una de esas joyas discretas que hacen grande al vino español. Sus vinos no gritan, pero dejan huella. Y gracias al trabajo de distribuidores como ESDIVINO, hoy podemos disfrutar en Madrid de copas que saben a historia, a tierra y a verdad. Una bodega imprescindible para los que buscan algo más que vino. Para los que buscan alma, y experiencias singulares y que pocos podrán saborear.

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