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Los mejores vinos de Cigales 2025

Actualizado: 25 ago


Lagar de Fornelos (Mejores vinos Rías Baixas 2025) - GastroMadrid (3)

© Bodega Remigio Salas


Cigales continúa sorprendiendo y consolidándose como una de las zonas más dinámicas del panorama vitivinícola español. Aunque históricamente conocida por sus claretes, hoy vive un momento de esplendor gracias a la apuesta decidida por vinos de calidad, elaborados con variedades autóctonas, viñedos viejos y una visión contemporánea que no olvida sus raíces. En 2025, la región demuestra que tradición y vanguardia pueden convivir en armonía, ofreciendo vinos cada vez más singulares, elegantes y con marcada identidad.


Desde los páramos pedregosos del Valle del Duero hasta los suelos arcillosos de sus pagos históricos, Cigales presume de un patrimonio vitícola extraordinario. Pequeñas parcelas cultivadas en vaso, vendimias manuales y una cuidada selección de uva dan lugar a elaboraciones honestas, de producción limitada, que reflejan con precisión el carácter de cada terruño. El clima continental, con acusadas diferencias térmicas entre el día y la noche, aporta a los vinos una frescura natural, tan apreciada en los estilos actuales.


En esta selección destacamos algunos de los mejores vinos de Cigales en 2025, fruto del trabajo de bodegas que apuestan por la excelencia. Vinos que hablan del paisaje, de la historia y del esfuerzo de quienes entienden la viticultura como una forma de vida. Autenticidad, calidad y personalidad en cada copa.




Las Luceras Rosado 2024, de Bodega Remigio Salas

Dentro del mapa vitivinícola de la D.O. Cigales, hay una joya que brilla con identidad propia: Las Luceras Rosado 2024, de Bodega Remigio Salas, única representante palentina de esta denominación de origen. Un vino que no solo conquista por su elegancia, sino que encarna una historia de más de un siglo de pasión, tradición y respeto por la tierra.


Ubicada en Dueñas, en el corazón del Cerrato palentino, la bodega elabora vino desde 1736, en las mismas instalaciones subterráneas situadas en el Cerro del Castillo, uno de los barrios más emblemáticos de la zona. Fue Pablo Salas, a finales del siglo XIX, quien amplió significativamente la bodega para exportar vino a Burdeos durante la crisis de la filoxera. Su hijo Pedro replantó los viñedos tras la enfermedad, y su nieto Remigio los mantuvo con dedicación a lo largo de todo el siglo XX, conservando un patrimonio vitícola que sería clave para la propia creación de la D.O. Cigales.


Hoy, ese legado sigue vivo a través de unas prácticas que combinan lo ancestral con la innovación. El corazón del trabajo de la familia Salas se encuentra en sus 90 hectáreas de viñedo propio, con cepas de más de 70 años, que ofrecen una materia prima de calidad excepcional.


Las Luceras Rosado 2024 es un reflejo de ese patrimonio. Elaborado en su bodega subterránea del siglo XVIII, con el método tradicional de sangrado y fermentación a temperatura controlada, el vino nace de una mezcla de variedades que remite a la tradición castellana: 80% tintas (principalmente tempranillo y garnacha) y 20% blancas (verdejo y albillo). Un equilibrio perfecto entre frescura, estructura y complejidad.


En cata, Las Luceras Rosado se presenta con un vibrante color rosa frambuesa. En nariz, despliega una aromática paleta de frutos rojos, con notas minerales que evocan los suelos calizos y pedregosos del Cerrato. En boca, sorprende por su equilibrio, longitud y versatilidad, lo que lo convierte en una elección ideal tanto para una comida informal como para una cena especial.


Bodega Remigio Salas no solo produce vino: mantiene vivo un museo enológico donde cada botella cuenta una historia. Las Luceras Rosado 2024 es, sin duda, una de sus narraciones más inspiradas. Una muestra más de cómo el respeto a la tierra, la sabiduría familiar y la pasión por el detalle pueden dar lugar a vinos únicos.




César Príncipe, de Bodegas César Príncipe

Hablar de grandes tintos en Cigales es hablar de César Príncipe, el vino que cambió para siempre la percepción de la región, tradicionalmente asociada al clarete. Nacido en el corazón de Fuensaldaña, este monovarietal de Tempranillo es el emblema de Bodegas César Príncipe, una casa familiar que ha sabido transformar su legado en excelencia embotellada.


La historia arranca con Eutiquio, abuelo del actual viticultor Ignacio Príncipe, quien heredó de su padre César no solo el nombre, sino también una forma de entender el vino: con humildad, esfuerzo y respeto por la viña. Fundada como tal en los años 90, la bodega dio un paso decisivo en el año 2000 con la salida al mercado de este vino, que en su primera añada recibió 94 puntos Parker, situando a Cigales en el mapa internacional de los grandes tintos.


El secreto de César Príncipe está en el viñedo. Se elabora exclusivamente con uvas de Tempranillo procedentes de cepas de entre 70 y 100 años, cultivadas en parcelas como El Negral, La Parada o La Majada, auténticos parajes de ladera con suelos de arcilla, arena y canto rodado, en plena comarca del Valle del Duero. El clima es extremo, con fuertes contrastes térmicos que contribuyen a la concentración y complejidad de la uva. Los rendimientos, muy bajos, se controlan con un trabajo riguroso de aclareo durante el verano.


Tras una crianza de 14 meses en barrica de roble, César Príncipe ofrece un vino que es todo elegancia: profundo, fino, con estructura, pero sin perder la sutileza, fiel reflejo del terruño y del alma de la familia Príncipe.


Hoy es uno de los tintos más reconocidos de Castilla y León, presente en cartas de referencia, y símbolo de cómo el esfuerzo de tres generaciones puede transformar un vino en legado. En cada copa de César Príncipe se honra el pasado, se celebra el presente y se proyecta el futuro de los grandes vinos de Cigales.




Vinea Crianza, de Finca Museum

Cuando el grupo Barón de Ley llegó a la D.O. Cigales a finales de los años 90, lo hizo con una idea clara: rescatar una tierra de enorme potencial vitivinícola que dormía entre viñedos centenarios y tradición olvidada. Así nació Finca Museum, un proyecto que desde el principio apostó por el territorio, el arte y la excelencia. Y de esa filosofía surge Vinea Crianza, un tinto que encarna la nueva identidad de Cigales: sofisticado, equilibrado y profundamente expresivo.


El alma de este vino está en sus viñedos, ubicados en una finca de más de 200 hectáreas donde se cultiva exclusivamente Tempranillo, con rendimientos bajos y una viticultura cuidada al detalle. Rodeado de esculturas, encinas centenarias y una bodega donde el vino convive con el arte contemporáneo, Vinea Crianza nace bajo una premisa clara: respetar al máximo la uva y su entorno.


La elaboración parte de una fermentación a temperatura controlada (no superior a 25ºC), con suaves remontados para preservar aromas y obtener una buena extracción. El vino pasa luego 12 meses en barrica (60% roble americano, 40% francés), afinándose después en botella hasta alcanzar su expresión más elegante.


A la vista, presenta un color rojo picota brillante con ribete granate y matices violáceos. En nariz, destacan las frutas rojas maduras, notas de regaliz, recuerdos minerales y sutiles toques de moca y balsámico. En boca es aterciopelado, largo y fresco, con taninos dulces y una gran armonía entre fruta y crianza.


Vinea Crianza es, además, un vino versátil: ideal para acompañar carnes, quesos, ibéricos e incluso pescados. Una opción segura para quienes buscan un tinto equilibrado, moderno pero con raíces profundas.


Con él, Finca Museum demuestra que Cigales no solo tiene pasado, sino también mucho futuro. Y que cuando se combinan arte, paisaje y saber hacer, el resultado puede ser un vino inolvidable.




Salvueros Garnacha Gris, de Bodegas Salvueros

En una denominación tradicionalmente vinculada al clarete y a los tintos de Tempranillo, Salvueros Garnacha Gris irrumpe con fuerza como una de las propuestas más singulares y sofisticadas de la D.O. Cigales en 2025. Un vino que nace del respeto a la historia y de una mirada contemporánea, elaborado por Bodegas Salvueros, una firma familiar con más de tres generaciones dedicadas al cultivo de la vid.


La historia de este vino comienza en 1933, cuando se plantaron las primeras cepas de Garnacha Gris en el Pago de los Mimbreros, en el término de Mucientes. Allí, en suelos arcillosos que otorgan estructura y personalidad, crecen aún estas viñas viejas, cultivadas con esmero y vendimiadas de forma manual. Una producción limitada, que refleja el valor de lo artesanal y lo auténtico.


Salvueros Garnacha Gris deslumbra ya desde la copa, con un color pálido y reflejos rosáceos que anticipan su elegancia. En nariz, es sorprendentemente complejo, con aromas que recuerdan a frutos rojos silvestres, flores blancas, cítricos y sutiles matices tropicales, perfectamente ensamblados. Pero es en boca donde este vino despliega todo su carácter: fresco, sedoso, con un ligero toque de carbónico que aporta viveza y realza su perfil vibrante. El final es largo, cítrico y refrescante, una invitación constante a seguir bebiendo.


Servido entre 7 y 8°C, se convierte en una opción ideal para maridar con platos ligeros, mariscos, cocina asiática o simplemente disfrutarlo solo, en buena compañía.


Bodegas Salvueros, con este Garnacha Gris, ofrece un soplo de aire fresco a la escena vinícola de Cigales. Una muestra de cómo la tradición, bien interpretada, puede dar lugar a vinos nuevos, emocionantes y llenos de identidad. Para quienes buscan sensaciones distintas sin renunciar a la autenticidad, este vino es un descubrimiento imprescindible en 2025.





Valdelosfrailes Reserva 2016, de Valdelosfrailes

Pocas bodegas han sabido reinterpretar con tanta claridad el potencial tinto de Cigales como Valdelosfrailes. En una tierra donde el clarete marcó durante décadas la identidad vitivinícola, esta bodega ha logrado redefinir el perfil de la denominación apostando por tintos de crianza con carácter, equilibrio y personalidad. Y su máximo exponente es, sin duda, Valdelosfrailes Reserva 2016.


Elaborado únicamente en añadas excepcionales, este vino nace de una selección rigurosa de Tempranillo proveniente de los viñedos más antiguos de la bodega, cultivados en vaso sobre los suelos pobres y arenosos del páramo de Cubillas y Corcos del Valle. Parcelas históricas como Sallana Pino, El Aguilón o Las Carretillas ofrecen rendimientos muy bajos, pero una materia prima de extraordinaria calidad.


La vendimia se realiza a mano, en pequeñas cajas de 12 kg, y pasa por una triple selección antes de entrar en bodega. Tras una maceración en frío y fermentación a temperatura controlada, el vino realiza la maloláctica en barricas nuevas, donde también realiza su crianza de al menos 14 meses. Luego, permanece más de dos años en botella, afinando su carácter antes de salir al mercado.


En copa, Valdelosfrailes Reserva 2016 presenta un intenso color picota con reflejos amoratados. En nariz, despliega una gama aromática donde predominan las frutas negras maduras, la tinta china y los torrefactos, todo enmarcado por sutiles notas especiadas. En boca, es un vino con estructura y frescura, elegante y persistente, con un paso largo que deja huella.


Su versatilidad en la mesa lo convierte en un excelente acompañante para lechazo, platos de casquería, legumbres tradicionales o postres de chocolate.


Con una producción limitada, instalaciones punteras y una clara apuesta por la sostenibilidad, Valdelosfrailes demuestra que en Cigales también se elaboran grandes tintos de guarda. Este Reserva 2016 es una prueba rotunda de que cuando la tradición se combina con visión, el resultado puede ser sencillamente excepcional.


 
 
 

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