De Nariz: el alma de la Monastrell mediterránea
- Julián Acebes
- hace 14 horas
- 3 Min. de lectura

Hay vinos que nacen del instinto, otros de la técnica. Y luego están los que surgen del compromiso con la tierra, con las personas que la trabajaron y con la historia que se niega a desaparecer. Así es De Nariz, una bodega joven, pero con una profundidad extraordinaria, nacida en la cuenca mediterránea con una misión clara: recuperar viejos viñedos de Monastrell y darles una nueva vida a través de vinos auténticos, expresivos y fieles a su origen.
Detrás del proyecto está Pedro Martínez, un enólogo con visión y sensibilidad, que ha hecho de este camino su apuesta personal. De Nariz no es solo una etiqueta: es una forma de entender el vino desde el respeto a la viña, la mínima intervención en bodega y una búsqueda constante por reflejar el carácter de cada parcela. Cada botella cuenta una historia distinta, pero todas parten de una misma premisa: dar voz al paisaje.
Más del 50% de los viñedos de Monastrell del mundo están en esta zona del sureste español. Allí, en parcelas que a menudo superan los 900 metros de altitud, Pedro encuentra las joyas que dan forma a sus vinos: cepas viejas en vaso, cultivadas en secano, que sobreviven gracias a su resistencia natural y a una viticultura respetuosa.
La intervención en bodega es mínima. Fermentaciones espontáneas, crianzas suaves en barricas de roble francés usado y una búsqueda constante del equilibrio entre potencia, frescura y elegancia. Lo que importa no es imponer un estilo, sino reflejar con fidelidad el carácter de cada lugar y de cada añada.
De Nariz Edición Limitada es una sinfonía de matices. Elaborado a partir de viñedos distintos viñedos, combina diferentes altitudes y orientaciones para lograr una expresión compleja, afinada y equilibrada de la Monastrell. La presentación, tan cuidada como su interior, ha sido galardonada con los dos premios de packaging más importantes del mundo, como los Dieline Awards o los Pentawards.
De Nariz Magnum Pedro Martínez, es la interpretación más personal del enólogo. Aunque cada elaboración es un vino tinto, la añada 2019 rinde homenaje a dos parcelas recuperadas en la ladera sur del Monte Arabí, a casi 1.000 metros de altura. Tras tres años de trabajo paciente, el resultado es un vino único, con etiqueta artística firmada por el artista Nicolás de Maya que incluye las iniciales de todos los que participaron en su creación.
De Nariz Terroir Pie Franco Yecla procede de un viñedo de más de 58 años, plantadas en pie franco y con vistas al icónico Monte Arabí. Es un vino profundo, redondo, con centro de boca equilibrado gracias a la propia autorregulación de la planta. Su crianza de 12 meses en roble francés de tercer uso preserva el alma del viñedo.
Más accesible pero igual de honesto es De Nariz Terroir Monastrell IGP Murcia, proveniente de un valle rodeado de pinares y de alto valor ecológico. Fresco, frutal y cautivador. En un registro similar, De Nariz Coupage Monastrell-Syrah nos ofrece una propuesta amable, con acidez vibrante y cuerpo goloso, pensada para el disfrute diario sin renunciar a la calidad.
Como cierre sorprendente, De Nariz Cava Monastrell Zero Dosage, un espumoso elaborado por método tradicional con Monastrell, sin azúcar añadido tras el degüelle, que se sitúa entre los cavas más secos del mundo.
La distribución de los vinos de De Nariz en Madrid corre a cargo de ESDIVINO, una empresa que ha sabido combinar la especialización en pequeños productores con un enfoque fresco, cercano y muy bien afinado. Desde su base en el barrio de Aluche, este proyecto fundado por Raquel Anento y el sumiller Damián García se ha convertido en un puente entre bodegas con alma y consumidores que buscan algo más que una etiqueta bonita.
Que De Nariz forme parte de su catálogo en exclusiva no es casualidad. Ambas iniciativas comparten una misma filosofía: el respeto por el origen, el trabajo bien hecho y la voluntad de ofrecer vinos con identidad propia.
De Nariz no es una moda ni una ocurrencia. Es una mirada profunda al pasado vitícola del sureste español, una forma de devolver la voz a viñedos que aún tienen mucho que contar. Y gracias a su llegada a Madrid de la mano de ESDIVINO, cada botella abre una puerta a ese territorio donde la Monastrell brilla con fuerza propia. Porque cuando el vino se hace con respeto y pasión, se nota. Y se disfruta.
Comments